Y nos fuimos a Puerto Vallarta, a encontrarnos con
Y por supuesto, con el rey de Vallarta, el inigualable pequeño demonio de México, el cansino y adorable
Y con ellos paseamos Puerto Vallarta.
Y un pueblito minero de la sierra llamado
Es imprescindible visitar la Casa Museo Dña Conchita Encarnación.
Y también fuimos a uno de esos lugares imprescindibles antes de morir.
A modo anecdótico, merece la pena decir que los agujeros son producto de bombardeos que el ejército hacía en sus maniobras, allá por los 60’s. Hoy es refugio de aves. No pude hacer fotos de la Playa Escondida porque sólo se puede acceder nadando.
Y paseamos
un pueblito costero muy bonito, pero demasiado turisteado. Muy interesante el «Santuario de Iguanas», un árbol que, por supuesto, está plagadito de
Y disfrutamos de un estupendo pescado zarandeado en la playa.
En Punta de Mita estuvimos en la casa de unos amigos americanos, pero ellos no estaban, pero tampoco importó demasiado. Pasamos un día estupendo.
Y tomamos un
que viene siendo como una sauna, bastante dura por cierto, con sus recitos y sus bendiciones y sus cantitos.
Y recibimos
en una hermosa ceremonia con danzantes.
Y, entre tanto y tanto, tuvimos tiempo de investigar que coplilla cantar en la performance callejera que haremos algún día, si es que la hacemos.
De disfrutar del espectacular atardecer vallartense en casa de nuestros amigos. Los ocasos en el Pacífico son
De vender algunas foticos de un par de cumpleaños y del hotel Belmar.
Y nos entrevistaron en
Aunque nos resultó demasiado corto y poco profundo. Y es que a estas alturas ya podemos estar hablando horas de nuestro viaje.
Y descubrimos las dotes culinarias de Nadx, pero no hicimos fotos porque estábamos muuuuy
Y disfrutamos de otro
Y alguna que otra velada con amigos
Y así pasamos el tiempo en Puerto Vallarta, estado de Jalisco, amando a esta familia, y sintiéndonos amados. Y descansando de tanto viaje, de las mochilas, los autobuses, el autostop, las búsquedas de couchsurfers, los estreses, y de tantos holas y adioses… Y valga decir que les dedicamos esta entrada a ellos, con los que hemos compartido un mes de nuestra aventura. Ha sido, si lugar a dudas, una de las mejores olas que se nos podía aparecer.
Pero aún quedaba otra aventura hasta la despedida.
Muy buen resumen de vuestra estancia en Puerto Vallarta.
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